
Tres días después de haber vencido a la débil selección de Azerbaiyán por 2-1 tras un encuentro más plácido de lo que el luminoso final pueda hacer indicar, el combinado azzurro visitaba a otro rival muy asequible, Malta. Después del fracaso mundialista y el relevo en el banquillo, Antonio Conte pretendía seguir evolucionando la nueva cara de la selección transalpina, así como instaurar un estilo agresivo y atractivo en su concepto futbolístico.
En frente, un adversario propicio tanto para continuar con la senda victoriosa como para ser otro buen banco de pruebas de cara a futuras citas de mayor entidad; con la ilusión por bandera y sin nada que perder, la escuadra maltesa se presentaba con el único objetivo de presentar el máximo nivel competitivo ante su público.
Juego por banda para abrir el cerrojo
Italia saltó al campo con cinco cambios respecto al choque del pasado viernes, con un 3-3-2-2con los carrileros profundos y arriba la principal novedad del debut de Graciano Pellé, formando pareja con Inmobile. Por su parte, Malta presentaba de inicio un dibujo casi parecido al italiano, con la salvedad de que el centrocampista era de marcado carácter defensivo y los carrileros prácticamente laterales, con lo que se convertía en un 4-2-2-2.
Ya en el primer minuto de partido los visitantes tuvieron la opción de abrir el marcador, tras un centro por banda de Florenzi cuyo remate final de Inmobile se marchó rozando el poste de Hogg. El conjunto de Conte prosiguió la contienda siendo muy agresivo, abriendo el juego por banda para aprovechar los centros laterales de Candreva y Pasqual, así como sus peligrosas internadas; por dentro la movilidad de Inmobile cayendo a los pasillos centrales para intentar abrir la poblada defensa de continuas ayudas de Malta.
En los primeros 20 minutos dos travesaños de Inmobile y de Chielini impidieron inaugurar el luminoso. Fue en el minuto 23 cuando el debutante Pellé logró el siempre difícil objetivo de conseguir el primer tanto ante selecciones claramente inferiores; tras un saque de esquina y un rechace, se logró el 0-1.
Poco después del gol encajado los locales se quedaron en inferioridad numérica, tras una rigurosa roja directa a Mifsud. Los últimos minutos antes del descanso fueron de un continuo bombardeo ante la meta local, con 3 lanzamientos desviados por parte de Marchisio, Florenzi e Inmobile respectivamente, para cerrar el partido y convertir la segunda parte en un mero trámite.
Decepcionante segundo tiempo
Sin sustituciones tras el paso por los vestuarios, el segundo tiempo se inició con un lanzamiento lejano de Candreva que se estrelló en el travesaño. Ante la posible sensación de un segundo tiempo agobiante ante la portería local, esto se convirtió en un espejismo, puesto que la posesión del balón italiana fue tan monótona como estéril, con escasas llegadas a puerta. Mientras, Malta se limitaba a balones largos en busca de la aventura de su único punta y jugadas a balón parado.
Los minutos iban pasando hasta el minuto 73, momento en el que las inferioridades numéricas se igualaron, tras la expulsión de Bonucci como último después de un despiste defensivo por el que Schembri se presentaba sólo ante la puerta de Gianluigi Buffon. A pesar de esto, los visitantes concluyeron el partido sin sufrir y con una clara ocasión final de Giovinco, repelido por el palo.
Pírrico triunfo italiano en su camino hacia la Eurocopa 2016, con su seleccionador presentando pleno de victorias desde que accedió al puesto pero con malas sensaciones en los dos últimos partidos. Mucho que trabajar en el seno del combinado italiano para tratar de recuperar la garra y la agresividad en su juego.
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