CHELSEA VS ATLETICO MADRID
UEFA Champions League
Un mal planteamiento defensivo de José Mourinho y una poca capacidad de reacción, le costó la eliminación a un Chelsea que este año no le hubiera importado hacer un muro de piedra en su arco con tal de asegurar victorias. Como nunca antes en la temporada, Mourinho pecó de inflexible y poco pragmático.
La equivocación original del portugués sobre el césped del
Stamford Bridge fue no haber sabido lidiar con Adrián y Diego Costa como
centro-delanteros. Acaso durante una década (o más), el fútbol
europeo ha sido dominado por escuadras -ofensivas y defensivas
indistintamente- que sólo alinean un solitario centro-delantero
acompañado por extremos flanqueando sus costados en algunos casos, o por
un media punta móvil en otros. ¿De qué forma marcaba pues el Chelsea
a los delanteros del Atlético? ¿Tal vez mano a mano con Terry y Cahill?
¿O acaso en dos contra uno agregando a Ashley Cole y a Branislav
Ivanovic?
Lo visto durante el encuentro apunta hacia esa última
cuestión: cuatro defensas blues marcaron en dos contra uno a un par
delanteros rojiblancos. Como se aprecia en el diagrama de abajo,
semejante disposición táctica arrojó una buena noticia y una mala
noticia para Mourinho. La buena: Willian quedó libre de marca entre
líneas (como se reflejó en el gol del ‘Niño’ Torres cuando el brasileño
se proyecta al costado, arrastra la marca de Godín liberando espacio
para el ex goleador del Atleti). La mala: Filipe Luis y, sobre todo,
Juanfran Torres, los defensas laterales colchoneros, quedaron libres de
cobertura para sumarse al frente y agregar números al contragolpe.
Con cuatro para dos en el
fondo, el Chelsea utilizó demasiados hombres para anular a Costa y a
Adrián, abriendo por tanto un boquete
que aprovechó el jugador más valioso del encuentro: Juanfran, quien asistió con el toque final en dos de los tres goles para los del ‘Cholo’ Simeone.
Aunque en un principio se podía responsabilizar a Eden Hazard por las subidas
de Juanfran, era Koke Resurrección a quien aquél verdaderamente debía
marcar. De este modo, el belga estuvo abandonado a su suerte ante las equivocaciones de la dirección técnica del Chelsea.
¿Qué debió haber hecho el cuadro local entonces? Cambiar a
una línea de tres retrasando a David Luiz a su posición original: tres
contra dos en lugar del costosísimo cuatro contra dos en defensa. Cabe
resaltar que los londinenses comenzaron a verse vulnerables desde el 1-1
de Adrián y, apenas comenzado el complemento, lo más importante era
proteger la meta de Schwarzer a riesgo de recibir un segundo, y fatal,
tanto de la visita. Como finalmente ocurrió.

Mourinho, paradójicamente, alineó hasta cuatro centrales en su
cuadro titular (Cahill, Terry, Ivanovic y David Luiz) y los blues en
defensa fueron absolutamente un queso roquefort: no recuerdo haber visto
antes a un equipo del portugúes alcanzado, remontado, y rebasado así.
Quizás ese cliché que reza que aquella escuadra que aglomera
más delanteros no necesariamente es más ofensiva también aplique hacia
aquellas que aglomeran defensas centrales para asegurar la defensa. Eso,
para su mala fortuna, lo sabe ya José Mourinho.
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